sábado, 24 de noviembre de 2012

Cumpleaños feliz… Tarta de fruta con crema pastelera de chocolate!

¡Qué poco que me está cundiendo la mañana!
Llevo desde las 6h en danza y todavía no he conseguido ponerme en serio con todo lo que tengo encima de la mesa… y, creedme, tal y como la tengo me parece a mí que voy a tener nuevamente otro fin de semana de clausura en mi despacho. Tengo un par de prácticas pendientes y otros tantos apuntes que repasar y por si eso fuera poco, además tengo una petición muy especial para mañana al mediodía…  que espero poder enseñaros la próxima semana.
Pero a lo que iba, que vuelvo a perderme.  Con muchos días de retraso, demasiados, os quiero dejar aquí la receta de una tarta que preparé la semana pasada para el cumpleaños de mi sister. Cada año me gusta prepararle algo diferente, pero siendo siempre una sorpresa. Esta vez, sin embargo, me hizo una petición concreta, bueno, en realidad me hizo una lista considerablemente larga de cosas que le apetecen… pero teniendo en cuenta que es muy golosa, no me esperaba menos de ella. En cualquier caso, su primera opción era esta, así que no tuve que pensármelo demasiado J!  El resultado es una tarta realmente bonita que será perfecta para cualquier situación. Yo me decanté por frutos del bosque, pero como ya sabéis podéis prepararla con cualquier fruta de temporada que os apetezca. Lo único que debéis tener en cuenta es que dependiendo de la fruta que utilicéis tal vez no os acabe de cuajar del todo la gelatina (debido a unas enzimas que tienen algunas frutas concretas, como es el caso del kiwi o la papaya, entre otras. En ese caso, podéis pintarla con productos específicos de pastelería que sí os cuajaran sin problemas). Tampoco os recomiendo ponerle melón o sandía ya que desprenden mucha agua que después acabaría en nuestra crema pastelera… En cuanto a la base de la tarta, podéis utilizar la receta de masa quebrada que más os guste o con la que os sintáis más cómod@s. Esta vez yo he utilizado la de Richard Bertinet de su libro Pastry. Aquí os dejo la receta.
Tarta de frutas con crema pastelera de chocolate



Ingredientes para la masa (Chocolate Sweet Pastry de Richard Bertinet, en su libro Pastry). Tendréis masa suficiente para 12 tartaletas individuales de unos 10 cm de diámetro por 2 cm de alto, horneadas a ciegas, o para 2 tartas más grandes, de 20 cm de ancho y 4 cm de alto, o si incluso preferís hacer una tarta más grande, también os iría bien para una sola tarta de 26 cm de diámetro por 4 cm de alto, quedándote algún pedacito de masa para alguna tarta individual. Yo preparé toda la cantidad de masa y la dividí en dos. Con una de las partes preparé la tarta de cumpleaños y la otra la tengo guardada en mi congelador esperando a que vuelva a utilizarla J!
350 gr harina de todo uso
125 gr mantequilla sin sal muy fría
125 gr azúcar
2 huevos más una yema
20 gr de chocolate en polvo
Pizca de sal
En mi caso, quería hacer la masa también con un toque de chocolate, así que solo tuve que añadirle 20 gr de chocolate en polvo a la harina. Si por el contrario, queréis la masa blanca, sencillamente podéis obviar ese ingrediente. En cualquier caso, también os puede quedar muy rica haciendo otras variaciones añadiendo, almendras, avellanas, pistachos o sencillamente un poco de limón.
Ingredientes para la crema pastelera de chocolate (adaptación de la crema de Salseando en la cocina. Esta es la cantidad que utilicé para una sola tarta).
312,5 gr leche entera o semi (en mi caso, semidesnatada)
2,5 yemas de huevo
75 gr azúcar
25 gr de maicena
2 cucharaditas (tsp) de chocolate en polvo. Si la queréis más chocolatosa, podéis añadirle un poco más de chocolate en polvo.
½ bastoncito de canela
Piel de medio limón (evitar la parte blanca, que os amargaría)
Para decorar (la cantidad dependerá del tamaño de vuestras tartas, así como de lo mucho que os guste rellenarlas)
Fresas
Arándanos
Grosellas
Moras
Higos
Frambuesas
Almíbar con gelatina  para pintar nuestra tarta
Ingredientes para el almíbar con gelatina (cantidad para una sola tarta de 20 cm de diámetro)
100 gr agua
 66,5 gr azúcar
4,15 gr gelatina en hojas (o en polvo)

Elaboración
Ponemos la harina y la sal en un bol grande. Por otro lado, ponemos la mantequilla entre dos papeles de hornear y la estiramos con nuestro rodillo de cocina. La idea es suavizarla, pero manteniéndola fría. La dejamos de un centímetro de grosor aproximadamente. La ponemos en el bol de harina y sal y la cubrimos con ella. Vamos cortando trozos grandes y vamos mezclando con ambas manos hasta que quede una textura de migas. Si lo preferís también podéis hacerlo con un tenedor de cara a no transmitir demasiado calor a la mantequilla. Cuando ya tenga la consistencia deseada, es decir, de migas grandes sin que nuestra mantequilla haya llegado a deshacerse, es momento de añadir los huevos. Mezclar nuevamente. Siguiendo el consejo de Richard Bertinet, yo me ayudo de una rasqueta de plástico de hacer pan para ir limpiando los bordes del bol. Os quedará una masa tosca, pero no pegajosa. Vamos presionando nuestra masa con ambas manos y la vamos girando. Tras unos minutos, y con la ayuda de nuestra rasqueta (o cuchara), volcamos nuestra masa sobre la superficie de trabajo. Volvemos a trabajar nuestra masa cogiéndola con ambas manos y presionándola ligeramente con los pulgares, luego la giramos unos grados y volvemos a presionar. Repetir este movimiento unas cuatro o cinco veces en total. Veréis cómo va cambiando de textura. Es el momento de empezar a hacer algunos pliegues a nuestra masa. Como no se trata de una masa pegajosa, en principio, no necesitaríamos enharinar nuestra superficie de trabajo, de todos modos, si prefieres hacerlo para sentirte más cómod@ intenta que la cantidad de harina sea la mínima, ya que no debes olvidar que esa harina extra acabará en tu masa haciéndola más dura y seca. Iremos aplanando nuestra masa y la iremos plegando sobre sí misma hasta que nos quede como una plastilina homogénea. Llegado este punto, y como nuestra tarta va a ser redonda, le damos forma de bola y la envolvemos en papel de horno (no en papel film). De esta guisa la dejaremos reposar como mínimo una hora, aunque idealmente la dejaríamos durante toda la noche. El hecho de dejar reposar la masa nos ayuda a relajar el gluten de la harina, de manera que nuestra masa se volverá más elástica y fácil a la hora de estirarla. Asimismo, también ayuda a evitar que se rompa luego al hornearla.
Tras el tiempo de reposo es hora de encender nuestro horno a 190 °C y de sacar nuestra masa de la nevera. La dividimos en tantas porciones como tartas/tartaletas queramos hornear. En mi caso hice dos porciones. Una la puse nuevamente en papel de horno dentro de una bolsita de plástico con el nombre de la masa y la fecha de elaboración en el congelador (nos durará unos 2 meses sin ningún problema)  y con la otra porción me dispuse a preparar mi tarta.
Ahora sí enharinamos ligeramente nuestra superficie de trabajo y empezamos a estirar nuestra masa con la ayuda de un rodillo. Ves moviendo la masa cada vez que le pases el rodillo para evitar que se te pegue a la superficie de trabajo. Para tartaletas pequeñas dejaremos la masa de unos 3 mm de grosor, para tartas más grandes, sin embargo, la dejaremos un poco más gruesa, de unos 4-5 mm. Cuando ya tengamos la masa estirada, y con la ayuda de nuestro rodillo, la pasaremos a nuestro molde, que ya tendremos engrasado ligeramente. Vamos colocando la masa con suavidad y cuidado en nuestro molde hasta que este queda totalmente forrado. Richard Bertinet nos recomienda no cortar la masa que nos sobra por los laterales ya que al hornear la masa tenderá a encogerse un poco, y hacerlo una vez ya esté la masa horneada, pero eso os lo dejo a vuestro criterio. Si os he de ser sincera, yo prefiero recortarla un poco antes de meterla en el horno, porque eso de ver los faldones… no me gusta nada J. Pinchamos el fondo de nuestra masa con un tenedor para evitar que suba mientras lo horneamos. Colocaremos sobre la masa una hoja de papel de horno y sobre esta unos garbanzos secos para hornear a ciegas. Una vez el horno esté ya precalentado meteremos nuestra masa y la hornearemos durante unos 20 minutos aproximadamente (si vuestras tartaletas son más pequeñas lo hornearemos durante unos 15 minutos). Para evitar sobresaltos, mejor no le quitéis el ojo durante demasiado rato e ir vigilándola cada 5 minutos. Acordaos de dejar dentro del horno mientras se precalienta la fuente donde luego pondréis el molde con la masa. De esta manera estará caliente y lograremos una base más fuerte y crujiente para nuestra tarta.
Podemos aprovechar este rato para empezar con la crema pastelera de chocolate y para hacerlo pondremos en un cazo la leche, el chocolate, la monda del limón y la canela y lo llevaremos a ebullición. Una vez nos hierba lo retiramos del fuego y lo dejamos infusionar.
En otro bol, batimos las yemas con el azúcar hasta que nos queden blanquitas y doblen su volumen. Mezclamos en un vasito la maicena con un poquito de leche bien fría. Una vez bien mezclado, lo añadimos (pasándolo por un colador fino) a la mezcla de los huevos y el azúcar. Removemos y a continuación le vamos añadiendo la mezcla de la leche infusionada a la que le habremos retirado la monda y el bastón de canela. Debemos ir con cuidado de no cuajar los huevos.
Volvemos a poner la mezcla en el cazo y la vamos removiendo constantemente mientras la tenemos a fuego muy suave. Poco a poco veremos cómo va espesando. Es un proceso un poco largo, pero no vale impacientarse J! Seguimos removiendo hasta que logremos la consistencia que deseemos. Cuando ya la tengamos retiraremos el cazo del fuego y seguiremos removiendo un poco más. Mientras se va entibiando la iremos removiendo de vez en cuando para evitar que se forme una película al irse enfriando. Cuando ya esté fría la taparemos con un poco de papel film dejando que este entre en contacto con la propia crema. La reservaremos en la nevera hasta que vayamos a montar la masa.
Una vez han pasado los 20 minutos volvemos a nuestra masa. La retiramos del horno y le quitamos el papel con los garbanzos. Cogemos la yema de un huevo batida con una pizca de sal y pintamos el fondo de la tarta con un pincel. Esto nos ayudará a sellar nuestra masa haciendo que no se vuelva blanda luego con el relleno de crema. Hecho esto, volvemos a meter nuestra masa en el horno (esta vez sin los garbanzos) durante otros 10 minutos (8 min si son tartaletas más pequeñas). Pasado este tiempo ya la podemos sacar del horno y dejarla enfriar unos 5 minutos en el molde. Tras esos minutos ya la podemos desmoldar y reservar.
Una vez tengamos fría la masa y la crema ya podemos empezar a montar nuestra tarta. Cogemos la masa y la rellenamos con nuestra crema pastelera bien repartida. Sobre la crema iremos colocando las frutas que más nos apetezcan. En mi caso esta vez me decanté por arándanos, grosellas, moras, frambuesas, fresas e higos. Cuando ya la tengamos montada tan solo nos quedará pintarla con la gelatina que le dará ese brillo espectacular que tanto nos gusta.
Supongo que ya sabéis cómo preparar este almíbar, pero por si acaso os dejo también aquí la elaboración:
Elaboración del almíbar con gelatina

Ponemos las hojas de gelatina en remojo en agua fría durante unos 10 minutos. Por otro lado, en un cazo mezclamos el agua con el azúcar y mezclamos bien. Llevamos a ebullición. Retiramos del fuego y añadimos las hojas de gelatina bien escurridas. Mezclamos bien y dejamos enfriar a temperatura ambiente. (No le quites el ojo de encima durante demasiado rato o se te cuajará del todo J).
Este es el resultado:


Et c’est tout! Os aseguro que es más largo de explicar que de hacer y el resultado es realmente una belleza! ¿Os animáis?

viernes, 16 de noviembre de 2012

Bake the World: Irish Soda Bread

Llevaba mucho tiempo siguiendo los impresionantes retos y resultados de Bake the World, pero, por un motivo u otro, nunca me había decidido a ponerme en contacto con ellas… es que el nivel es muy alto! Pero después de ver las maravillosas chapatas que colgaron el mes pasado no lo dudé un instante: yo también quería participar!! Creo que es una forma genial de aprender nuevas formas y tipos de pan, así que, sin dudarlo dos veces, finalmente me decidí y les envié un mail.

El reto de este mes es preparar un Irish Soda Bread. Se trata de un tipo de pan que se preparara con bicarbonato sódico en lugar de la levadura. Asimismo, suele llevar suero de leche o de mantequilla y se puede combinar con infinidad de ingredientes más, tanto dulces como salados. Nueces, pasas, avellanas… o incluso pesto son algunos de los ingredientes que os pueden quedar estupendos en un Soda Bread.

Podemos encontrar este tipo de panes en muchos lugares del mundo: EEUU, Serbia, Polonia, Escocia, Australia (¿os acordáis de los mini dampers que preparamos hace ya unas cuantas entradas? Pues también serían una variación del pan de soda), y, por supuesto, Irlanda.

La harina típicamente utilizada es la más floja, es decir, la que tiene los niveles más bajos de gluten. El buttermilk también puede ser sustituido por yogur o por cerveza negra, pero en lo que coinciden todas las posibilidades es en que debemos mezclar lo mínimo nuestros ingredientes antes de meter nuestra masa en el horno. Es una masa que no ha de ser amasada, sino tan solo mezclada.

Por otro lado, nos encontramos con diferentes formas en todos estos territorios. En Irlanda, este tipo de panes suele estar preparado con harina integral o con harina blanca. La variedad con harina integral se la conoce como Wheaten Bread y normalmente es más dulce, mientras que el término Soda Bread lo utilizan solo para la forma hecha con harina blanca. Con forma de hogaza o cocidos en planchas, en el caso de los farl, este pan seguro que no os defraudará.

Yo estoy encantada, más que encantada con el resultado. La verdad es que nunca lo había probado porque no me llamaba demasiado la atención su aspecto, pero estaba totalmente equivocada porque en casa ha triunfado J. Así que antes de seguir, muchas gracias por el reto!

Después de estar surfeando por las páginas que nos sugirieron en Bake the World, y de ojear otras tantas páginas en internet finalmente me atreví con dos recetas. La primera que hice fue la que nos dan en La Cocina de Babette (http://www.elmundo.es/elmundo/2012/03/20/madrid/1332264719.html). Se trata de una extremadamente fácil y rápida aproximación al tema. Aquí os dejo la receta:

Pan de soda irlandés (receta de La Cocina de Babette)



Ingredientes
240 gr harina integral (ecológica y molida a la piedra en mi caso)
80 gr leche
80 gr agua
1 sobre levadura química
4 gr sal

Elaboración

Es una de las recetas más rápidas que he hecho, bueno, sin duda, es la más rápida de pan que he probado nunca, así que antes de empezar nada lo mejor es ir precalentando el horno a 220°C con ventilador arriba y abajo. Asimismo, cogemos nuestro molde de pan (con uno pequeñito tendremos bastante) y lo engrasamos. 

Mezclar la harina con el impulsor y la sal con la ayuda de unas varillas para que se integren bien. Añadimos la leche y el agua y mezclamos. La idea es mezclar los ingredientes secos y húmedos muy rápido y colocar nuestra masa en el molde. Aplanarla un   poco y dar un corte profundo con nuestra cuchilla en el centro del pan (a lo largo).

Hornear a 210°C durante unos 20 minutos. Retirar del molde y seguir horneando 10 minutos más.

El resultado de mi primer pan de soda es este:




Nos encantó, pero nos duró un auténtico suspiro J, ya que lo hice pequeñito... así que volví a ponerme a la búsqueda y captura de una nueva receta, pero esta vez, entre los libros de cocina que me alegran más de una mañana gris y encontré otra la mar de apetitosa, así que hice una segunda prueba, más encarada al desayuno, con unas pocas nueces y otras tantas pasas... Aquí os la dejo:

Pan de soda con nueces y pasas (receta adaptada del libro Repostería y panadería paso a paso)



Ingredientes (para 1 loaf)

250 gr harina integral (en mi caso, ecológica y molida a la piedra)
250 gr harina normal
1 cucharadita (tsp) bicarbonato sódico 
1/2 cucharadita (tsp) sal
50 gr nueces troceadas
40 gr pasas troceadas
300 gr buttermilk
Leche para glasear

Elaboración

Lo primero de todo vuelve a ser precalentar nuestro horno a 200°C. 

Por otro lado, tamizamos las harinas, el bicarbonato y la sal en un bol grande. Añadimos el salvado que nos haya quedado en el tamiz. Una vez bien mezclado, añadimos las nueces y las pasas y, por último, el buttermilk. Formamos una masa suave y le damos forma de bola. La pasamos a nuestra bandeja del horno que habremos forrado con un poco de papel de hornear, y formaremos un círculo de unos 20 cm aproximadamente. Aplanamos un poco nuestra masa y le damos un corte profundo en forma de cruz. Pintamos con leche y horneamos nuestra hogaza durante 30-35 minutos hasta que esté doradito.

Dejar enfriar sobre una rejilla y servir el mismo día de elaboración. Está riquísimo y es fácil a rabiar. Sin duda es una gran opción para cualquier desayuno. Este fue el resultado:




Et c’est tout! ¿Qué? ¿Os animáis?

Enviada a YeastSpotting

domingo, 11 de noviembre de 2012

¡A desayunar! Magdalenas de nata y galletas de avena

¡Está diluviando!
¡Qué gustazo de domingo! Nos hemos levantado tarde (sobre las 8h!) para intentar recuperar un poco de sueño de la semana pasada… que lo de levantarse a las 5h, acostándote a la misma hora, se hace un poco duro J. Y tras un buen desayuno y algo de juegos con nuestras gatas ya estábamos preparados para ponernos a estudiar, sí, sí, tal como suena. Las mini vacaciones por el Norte trajeron consigo una estupenda sonrisa que nos ha durado toda la semana, pero también provocaron un considerable retraso en nuestros sendos estudios… en definitiva, que no ha habido manera de ponernos al día durante la semana. Entre las clases, las prácticas y el trabajo propiamente dicho, no hemos sido capaces de adelantar todo el temario que vieron en solo cuatro días… parece mentira que se pueda correr tanto (¡). Así que ahora toca recuperar, con lo que nuestro fin de semana ha sido de los más caseros que recuerdo: encerrados en casa con los libros delante. Si os he de ser sincera ayer ya me estaba subiendo un poco por las paredes cuando mi sister se debió de dar cuenta telepáticamente (J) y me llamó para charlar un rato. La charla fue de dos horas (¡!), algo excepcional en mí ya que no me gusta nada hablar por teléfono, y me fue realmente bien. Cuando colgué me encontraba mucho más tranquila y relajada y, lo más importante, preparada para volver a mis apuntes y a mis prácticas. Ah! Por cierto, si algun@ de vosotr@s sabe para qué afección/es pueden ir bien prescribir las cuatro vitaminas liposolubles al mismo tiempo, no dudéis en hacérmelo saber. A nivel individual sí que tengo claras para qué patologías pueden ser útiles, pero todas a la vez… sigo sin encontrarlo, así que, please, si lo sabéis, echadme un cable J!
En cualquier caso, aun con dudas varias sobre mis clases, con diluvio matutino incluido y con la imposibilidad de pisar la calle como acto de responsabilidad estudiantil, he considerado un acierto absoluto meterme una horita en la cocina para traeros un desayuno la mar de rico. No hace mucho alguien me dijo que hacía cosas demasiado sencillas… (y, como ya podéis imaginaros, no era un cumplido). Pero es que justamente esa es mi idea, es decir, hay cosas la mar de fáciles, sencillas de entender y de preparar, que pueden alegrarnos el desayuno, la merienda, o directamente, pueden ayudarnos a desconectar de nuestros agobios existenciales durante un rato mientras los preparamos (y mientras nos los zampamos J). Y hoy, a falta de una, os traigo dos de esas fantásticas recetas que deberíamos guardar tod@s como oro en paño.
Este mes el reto de Memòries d’una cuinera son las madalenas y esta es mi aportación ¿Alguien conoce un bocado mejor para cualquier desayuno? Las hay dulces, saladas, extremadamente decoradas, como si de auténticos pasteles en miniatura se tratase, pero también tenemos las realmente sencillas, aquellas que nos preparaban en casa cuando éramos pequeñ@s (o las que nos hubiera gustado que nos preparasen). ¿A que ya podéis adivinar cuáles os traigo hoy? Pues de estas últimas J! Se hacen en un santiamén y están realmente ricas. Suaves y esponjosas son deliciosas para mojar en la leche (o, en una mañana fría y lluviosa como la de hoy, en un tazón de chocolate a la taza). La receta es de Pequerecetas y funciona de maravilla.
Magdalenas de nata (receta de Pequerecetas)


Ingredientes
175 gr harina de todo uso
125 gr azúcar
125 gr aceite de girasol
8 gr impulsor (powder baking)
50 gr nata líquida para montar
2 huevos
Ralladura de un limón
Azúcar para decorar
Elaboración
Ponemos en un bol el azúcar y los huevos y con la ayuda de unas barillas eléctricas lo batimos durante 7 minutos. A continuación añadiremos la ralladura del limón y volveremos a batir esta vez durante unos 6 minutos más. Cuando ya hayan  pasado pondremos el aceite y la nata y seguiremos batiendo durante 3 minutos más, pero esta vez bajando un poco la velocidad.
Por último, ya podemos añadir la harina y el impulsor y mezclar hasta que estén bien integrados, pero sin batir de más. Mientras dejamos reposar nuestra masa unos diez minutos, podemos ir precalentando el horno a 230°C.
Cogemos nuestro molde de magdalenas y rellenamos las cavidades con moldes de un solo uso. (Si no tenéis, también podéis utilizar flaneras individuales). Los rellenamos con nuestra masa hasta tres cuartas partes. Por encima les ponemos una cucharadita de azúcar para decorar.
Cuando el horno ya esté caliente bajamos la temperatura a 210°C y metemos nuestras magdalenas. Solo necesitaran unos 15 minutos para estar listas (podéis comprobar que estén hechas introduciendo un palillo. Si sale limpio es que ya están listas). Ahora ya solo nos queda sacarlas del molde de magdalenas o de las flaneras individuales y dejarlas enfriar sobre una rejilla. Os aseguro que si os gustan las magdalenas estas no os defraudarán J. Aquí os dejo el resultado:



La otra receta que creo que os puede encantar es para preparar unas galletas muy ricas y saludables (¡). Son unas galletas que rebozamos en avena y que resultan increíblemente suaves de sabor. Son el bocado perfecto para tomar con el café de media tarde… en mi casa desaparecen. A mi media naranja le encantan y a mi sister… todavía más! Y lo mejor de todo es que las tendréis listas en menos de una hora y os durarán toda la semana guardadas en una cajita para galletas. La receta es del blog Secocina y os aseguro que son una triunfada! Ahí va la receta:
Galletas de avena con aceite de girasol (receta de Secocina)


Ingredientes (para unas 30 galletas aproximadamente)
125 gr azúcar
125 gr aceite de girasol
1 huevo
175 gr harina de todo uso
Ralladura de ½ limón o de media naranja (lo que más os guste)
2 cucharaditas (tsp) impulsor (baking powder)
1 pizca de sal
Copos de avena sin azúcar
Elaboración:
Precalentamos el horno a 180°C.
En un bol mezclamos el azúcar y con el aceite batiéndolo hasta que nos quede una mezcla suave. Añadimos el huevo y seguimos batiendo. Nos quedará una crema espesa. Ya es el momento de incorporar la ralladura, la harina, la sal y el impulsor. Mezclar todos los ingredientes hasta que estén bien integrados. Nos quedará una masa fina y suave. Si veis que vuestra masa es muy líquida introducidla en la nevera para que coja un poco más de cuerpo. Pasados unos 30 minutos ya podréis formar vuestras galletas. Para hacerlo, es cuestión de ir cogiendo porciones de masa con la ayuda de una cucharita (tsp) y darles forma de bola. Una vez las tenemos redonditas las rebozaremos con los copos de avena. Las aplanaremos un poco (½ cm de grosor) y las vamos dejando sobre la fuente del horno, que habremos forrado con un poco de papel de horno. Dejaremos un poco de separación entre cada galleta, ya que se expandirán un poco. Ahora ya solo nos queda hornearlas durante unos 10 minutos (o hasta que os cojan un bonito color dorado). Una vez listas ya solo queda dejarlas enfriar sobre una rejilla antes de poder hincarles el diente. Para que os duren más tiempo con la misma textura acordaros de guardarlas en un recipiente hermético. Estoy segura de que si las probáis una vez no podréis parar de repetirlas J. Aquí os dejo el resultado:



Et c’est tout! Espero que os animéis y que me digáis qué tal os quedan!

domingo, 4 de noviembre de 2012

Pan de calabacín y zanahoria

¡¡Ya estamos de vuelta!! Sí, finalmente se nos acabaron las mini vacaciones por el Norte y tenemos que volver a la realidad… una lástima…, pero nos hemos quedado prendados de los sitios que hemos visitado y de la gente que nos hemos encontrado por el camino.
Todo fue muy precipitado. A mi media naranja todavía le quedaban días de vacaciones, así que decidimos montar una escapadita. Lo difícil era organizarlo, ya que nos pasamos el día fuera de casa haciendo mil cosas… por suerte, mi alma gemela encontró el momento para reservar los hoteles y para preparar la ruta (de la que me enteré conforme iba conduciendo J). La primera parada era Tudela, donde llegamos con un sol espléndido. Estuvimos paseando por sus calles durante un buen rato antes de volver a subirnos al coche para dirigirnos a Logroño. ¿Habéis estado alguna vez? A nosotros nos encantó! Después de pasear por todo el casco antiguo, de acercarnos a las bodegas de Marqués de Riscal, y de pasar allí la noche (menuda helada que cayó durante la madrugada!), enfilamos para Olite, donde paramos para visitar sus calles medievales y su Palacio.

Y luego, para Pamplona. Allí también pasamos otro día, y su correspondiente noche, y al día siguiente nos dirigimos hacia Vitoria. De camino, aprovechamos para visitar Puente la Reina, sus calles estrechas y su puente románico, y Santa María de Eunate, una de las iglesias más bonitas y curiosas que hayamos visto. Es una construcción del siglo XII de planta octogonal que se alza, solitaria, en medio de un llano. Es diferente a cualquier otro templo que haya visto y la verdad es que vale la pena su visita.

Vitoria, para no perder ya la costumbre, nos encantó. Su casco antiguo parece sacado de otra época… estuvimos en un hotelito justo en el centro, así que no podíamos estar mejor. Al día siguiente llegó Bilbao. Creo que es lo que más me ha gustado de todo lo que hemos visto, aunque, para ser sincera, no sé si fue por la propia ciudad o por una exposición impresionante de Egon Schiele que había en el Guggenheim... ¡Os la recomiendo encarecidamente! Se han traído muchísimas de las obras que habitualmente residen en el Albertina de Viena por lo que, si os gusta este pintor, no os la podéis perder. Cuando salimos del Museo ya había caído la tarde y era hora de cenar, así que aprovechamos para acercarnos a sus calles llenas de bares y para degustar sus míticos pinchos, acompañados de alguna que otra copa de Txakolí J!

Al día siguiente una niebla espesa nos hizo la salida de Bilbao mucho más… excitante (novata, aún con la L, envuelta en una niebla espesa… ¿os imagináis el resultado? La parte positiva es que pude probar las luces antiniebla de mi coche y sí, funcionan perfectamente J).
Ya se estaba acercando el final del viaje… pero todavía nos quedaban unos días. Pasamos por Zarautz donde aprovechamos para hacer un alto en el camino y para tomarnos un café y un bizcochito de avellanas. Dimos un paseo por sus calles y por su impresionante playa y volvimos al coche para finalmente llegar a San Sebastián… donde, después de llevar toda la semana esquivando al mal tiempo, ¡¡nos diluvió!! 



Dimos un paseo, paraguas en mano, y nos paramos a comer en un bar en la Plaza de la Constitución. La lluvia no arremetió, así que nuestra visita fue pasada por agua y, aunque no es lo mismo, la playa de la Concha sigue siendo una belleza, con agua o sin ella…
Pero después de varios días y de más kilómetros tocaba volver a casa, y, si os he de ser sincera, la verdad es que echaba de menos a mis gatas, charlar un buen rato con mi sister y disfrutar de mi casa y de mi horno J. Bajé a la frutería y cargué mi nevera hasta los topes con frutas y verduras, revisé mi nivel de harinas y, sí, ya tenía todos los ingredientes necesarios para hornear un poco de pan para el desayuno de hoy. Me apetecía preparar algo diferente y mi sister ya me había pedido hace días un pan de calabacín y zanahoria que habíamos visto en el libro Pan de Linda Collister, así que con unas ganas tremendas de probar algo nuevo me puse manos a la obra. El resultado es un pan con cierta humedad en su miga, muy blandito, suave y esponjoso. Perfecto para tostarlo en el desayuno y acompañarlo de algo ligero… tal vez un poco de queso fresco o una loncha de pavo braseado… o si eres como yo, te bastará con una pizca de sal gordita y un buen aceite de oliva virgen extra… ummmm ¡delicioso! Aquí os dejo la receta por si os apetece probarlo.
Ingredientes (receta del libro Pan de Linda Collister, para 2 loafs)
500 gr calabacín sin pelar rallado
1 ½ cucharadas (tbsp) sal marina
200 gr zanahorias peladas y ralladas
350 gr harina de fuerza
350 gr harina integral molida a la piedra
15 gr levadura fresca (yo no tenía así que lo sustituí por 7gr de levadura seca)
350 gr agua tibia
2 moldes de pan de 900 gr cada uno, debidamente engrasados
Elaboración
Lo primero que tenemos que hacer es rallar los calabacines y dejarlos reposar en un colador durante unos 20 minutos mezclados con una cucharada de sal. Pasado ese tiempo iremos cogiendo puñados de calabacín y los iremos exprimiendo para quitarle el exceso de agua.
Por otro lado, ya puedes mezclar las harinas con la levadura seca, la sal restante y las zanahorias ralladas. Una vez bien mezclado todo le iremos añadiendo el calabacín. Una vez estén los ingredientes integrados iremos incorporando el agua hasta que tengamos una masa ligeramente blanda. Como siempre, lo ideal es ir incorporando el agua poco a poco para ver cuánta es capaz de absorber tu harina, pero si, por el contrario, se la has puesto toda directamente, siempre puedes tener a mano una cucharada extra de harina por si te hiciese falta. Si en lugar de levadura seca has utilizado fresca el proceso varía ligeramente. Lo único diferente sería que desmenuzaríamos la levadura en un poco de agua y removeríamos hasta que estuviese totalmente desleída. Una vez ya la tuviésemos la verteríamos sobre la mezcla de las harinas y hortalizas e iríamos añadiendo el resto del agua poco a poco, hasta obtener una masa ligeramente blanda e irregular. 

En este punto ya podemos pasar nuestra masa a la superficie de trabajo donde la amasaremos hasta que nos haya quedado muy fina y flexible.
Cuando la masa ya esté en su punto la pasaremos a un bol ligeramente engrasado con aceite de oliva y la taparemos con papel film y un trapo. La dejaremos levar 1h 30-2h, dependiendo de la temperatura de nuestra cocina o hasta que haya doblado su volumen.
Pasado ese tiempo la volcaremos, ayudándonos de una rasqueta, sobre nuestra superficie de trabajo ligeramente enharinada. Es momento de desgasificarla un poco y de dividirla en dos para formar nuestros panes. Cogeremos una de las porciones y la aplastaremos un poco dándole una forma cuadrada. Iremos a uno de los laterales y lo llevaremos al medio. Luego cogeremos el lateral contrario y también lo llevaremos al medio. Ahora tendremos una forma rectangular. Desde uno de los lados cortos empezaremos a enrollar nuestra masa para darle una forma cilíndrica. Cuando ya tengamos nuestro cilindro preparado lo meteremos en el molde debidamente engrasado y repetiremos la misma operación con la otra porción de masa.
Cubre los moldes con un plástico (o directamente mételos en una bolsa de plástico) y deja reposar la masa durante aproximadamente 1 hora, o hasta que nuevamente haya doblado su volumen.   
Es momento de ir precalentando tu horno a 220°C.
Cuando la masa ya haya subido lo suficiente pincela la superficie de los panes levados con aceite e introdúcelos en el horno. Hornea durante aproximadamente unos 35 minutos. Si ves que se doran demasiado cúbrelos con un poco de papel de aluminio. Cuando ya estén listos tan solo te quedará desmoldarlos y dejarlos enfriar sobre una rejilla.



Mi recomendación es que los cortes en rebanadas y tuestes ligeramente conforme os apetezcan. Como la miga tiene un punto de humedad muy interesante durará perfectamente unos 4 días (aproximadamente). La parte menos positiva de este pan es que no lleva muy bien eso de que lo congelen… pero si veis que es demasiada cantidad siempre podéis dividir la receta y preparar solo un loaf en lugar de dos. ¡¡A mí ya me ha desaparecido!! Aquí tenéis el resultado:




Et c’est tout!! ¿Os animáis?




Enviada a YeastSpotting